Page 64 - ANNA CRISTINA GARCIA GOMEZ
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Es importante señalar que casi todas las docentes entrevistadas se visualizan
inclusivas; esto nos remite a una actitud positiva, que implicaría que en el aula no hubiera
discriminación. Sin embargo, esta percepción es discordante con la práctica pedagógica,
donde se observó un trabajo individual, etiquetamiento y falta de adaptación a las necesidades
de sus alumnos, además de separar a los alumnos dentro del aula (los que sí saben y los que
no).
En lo que respecta a reacciones emocionales que tienen los docentes al atender a los
educandos que enfrentan NEE Y BAP es necesario precisar que los docentes de la primaria
sienten aprecio por los alumnos que presentan necesidades educativas específicas y que
enfrentan barreras para el aprendizaje y la participación y expresan que el desarrollo de éstos
es diferente al de otros, sintiendo que es un reto el trabajar con ellos; sin embargo, tienen un
sentimiento generalizado de miedo, de no sentirse preparados, apoyados y no contar con
recursos teórico-metodológicos, ni herramientas e instalaciones adecuadas para enfrentarse
a las exigencias que demanda el trabajo educativo del educando con NEE y que enfrenta
BAP, esto limita la oportunidad del mismo para desempeñar tareas, actividades o
responsabilidades especiales en el aula, que le facilite la socialización con sus compañeros y
entorno educativo; lo que perjudica en el trabajo pedagógico para atender a la diversidad. En
este sentido, la cantidad de años de servicio que un profesor tiene no es garantía de una actitud
más favorable hacia la inclusión educativa. Sin embargo, la experiencia previa en la atención
a la diversidad si se visualiza como un factor que impacta positivamente en la actitud del
docente hacia prácticas más inclusivas.
Los resultados obtenidos en el componente afectivo van acordes con el planteamiento
final de Díaz y Franco (2008), quienes identificaron ambivalencia en las actitudes de los
docentes hacia la inclusión educativa; ambivalencia entendida por Artavia 2005 citada por
Díaz y Franco (2008), como una aparente aceptación hacia la persona con necesidades
educativas específicas y que enfrentan barreras para el aprendizaje y la participación,
fundamentada en sentimientos de pesar y lástima, situación que los lleva a ubicar al
estudiante en el aula regular, sin ningún convencimiento.
Los resultados indican que la mayoría de los participantes que intervinieron en esta
investigación externaron a través de sus repuestas, no contar con la experiencia que permita
desarrollar y potenciar las capacidades que se requieren para lograr la inclusión educativa.