Page 25 - NATALIA ISABEL MUÑIZ ESTRADA
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                       -  Entrada  en  la  edad  preescolar.  Normalmente  en  esta  etapa,  cada  niño  y  niña  va
                           adquiriendo capacidades que les permiten una independencia mayor, pero muchos

                           niños y niñas con discapacidad no consiguen desarrollar estas capacidades. Además,

                           se  comienzan  a  hacer  comparaciones  entre  los  pequeños  y  pequeñas,  llegando  a
                           elevarse la angustia y agrandándose la dependencia. La pareja debe enfrentarse a los

                           comentarios,  susurros  de  compasión,  miradas  hostiles  y  compasivas  ya  que  la

                           discapacidad es cada vez más evidente.
                       -  Edad  escolar.  En  esta  etapa  sigue  sin  lograrse  la  adquisición  de  determinadas

                           capacidades y habilidades, es aquí, donde el padre y la madre tienen un conflicto, el
                           cual es, escolarizar a su hijo o hija en un centro normal o especializado.

                       -  La  adolescencia.  En  la  adolescencia,  es  importante  el  entorno  que  se  le  haya
                           proporcionado a un niño o niña con discapacidad, para que busque la independencia

                           emocional que cualquier adolescente adquiere en esta etapa, y que, para una persona

                           con  necesidades  especiales  resulta  más  complicado  adquirir.  Sin  embargo,  la
                           sobreprotección  en  estos  casos  suele  afectar  de  forma  negativa  al/la  menor.    La

                           sexualidad de la persona con discapacidad empieza a emerger y puede ocasionar serios
                           problemas a los padres y a las madres, ya que estos no saben cómo afrontar este aspecto

                           provocando estrés (Wilker, 1981, citado en Alemán, 2015).
                       -  La edad adulta. En esta fase, normalmente el hijo o hija se marcha de casa, en el caso

                           de familias con algún miembro con discapacidad puede ocurrir que este se marche de

                           casa  a  un  centro  especializado.  Los  padres  y  las  madres  comienzan  a  tener
                           preocupaciones como el miedo acerca del futuro de su hijo o hija, como puede ser,

                           quien se hará cargo de este/a cuando ellos/as no estén, adaptación a los problemas del

                           hijo/a por soledad, falta de trabajo, aceptación o rechazo a la sexualidad de este, etc.
                       -  Mediana edad. En esta etapa el tema del lugar de residencia continúa planteándose, ya

                           que, para la familia representa seguridad y permanencia de su hijo/a en un lugar donde
                           tienen cuidados y el futuro no es tan estresante, asimismo, los padres y las madres ya

                           pueden envejecer y morir tranquilamente sin la angustia de no saber qué sucederá
                           cuando ellos/as no estén.

                       La inesperada noticia supone también un impacto para el núcleo familiar cercano de los

                progenitores y las progenitoras, la reacción tanto de abuelos/as como hermanos/as, así como, de
                otros familiares va a contribuir a agravar o paliar la situación a la que se están enfrentando. Ante
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