Page 27 - NATALIA ISABEL MUÑIZ ESTRADA
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debilidades, las carencias y los medios de compensarlas, empezamos investigando las fuerzas y
cómo usarlas” (Theis, 2007, citado en Rodríguez, 2018).
La psicología que en sus inicios tuvo una connotación primordialmente patológica del sujeto,
dio una cara más positiva a los pacientes, al centrarse en ciertos fenómenos observados, entre los
que emergió el concepto resiliencia (Kalawski, 2003, citado en Rodríguez, 2018). Sin embargo,
fue dentro de la disciplina psiquiátrica que apareció, como resultado de las investigaciones de los
denominados estudios de alto riesgo “high risk studies” (Garmezy, 1971, citado en Rodríguez,
2018). En momentos en los cuales el DSM en su III versión apenas comenzaba a distinguir unos
pocos trastornos específicos de los infantes.
Alentado por un enfoque desarrollista, que tenía en cuenta la historia de los sujetos para
explorar las psicopatologías se dio vía libre a los estudios que se centraban en los niños, y la
relevancia del contexto en su posterior resultado. El vocablo resiliencia es tomado del latín
(resilio), que expresa la capacidad de un cuerpo para volver a su forma previa, después de ser
sometido a una presión deformadora, es un término de la física adaptado a las ciencias sociales
(Kalawsky & Haz 2003, citado en Rodríguez, 2018)
Las primeras referencias al término surgen de los estudios llevados a cabo en esa época con
niños en situaciones difíciles y su capacidad de adaptación se menciona en su texto la palabra
resiliencia al referirse a como se sobreponían los niños cuando de situaciones de peligro se trata,
pero de la vulnerabilidad frente a la pérdida de lazos familiares y emocionales. (Scoville 1942,
citado en Rodríguez, 2018)
En Latinoamérica debido a las brechas económicas, el contexto para gran parte de los
infantes es bastante crítico, generando un alto riesgo estadístico de incidir en la delincuencia,
drogadicción, violencia y demás. En la revisión del estado del arte en resiliencia señalan la
importancia que tuvo el cambio de enfoque desde la mirada patológica, que promovía métodos
asistencialistas a un enfoque basado en las condiciones que posibilitan un desarrollo más sano del
sujeto, y que por lo tanto cambiar la forma en la que se realizaban las intervenciones sociales,
permite actuar preventivamente contra los efectos deterioradores de la pobreza, la violencia, y
demás factores de riesgo. En nuestro continente, al igual que en Europa el principal factor de
riesgo considerado, y al que se le ha dedicado gran parte de la literatura es el de la pobreza tal
como lo establece Kotliarenko et al. (1997);
Al hablar de pobreza, nos referimos a aquellas dinámicas intra-familiares que se producen
como producto de la situación de escasos recursos, como vivienda inexistente o en mal