Page 11 - CLAUDIA VALDEZ HERNANDEZ
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Toda persona tiene derecho a la educación. La educación tendrá por objeto el pleno
desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos
y a las libertades fundamentales Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de
educación que habrá de darse a sus hijos (p.54). En este sentido, la actitud que tengan los
padres hacia el proceso educativo es de suma importancia sobre todo en los estudiantes que
enfrentan BAP.
La Declaración de Inchon: Hacia una educación inclusiva y equitativa de calidad y
un aprendizaje a lo largo de la vida para todos (Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura UNESCO, 2015) con relación a la atención de los
alumnos, señala que:
Un elemento fundamental del derecho a la educación consiste en garantizar que la
calidad de esta permita obtener resultados del aprendizaje pertinentes, equitativos y
eficaces en todos los niveles y entornos. La calidad de la educación supone, por lo
menos, que los alumnos adquieran competencias básicas de lectura, escritura y
cálculo, que serán los pilares para el aprendizaje futuro, así como para las
competencias de orden superior (p.8)
En este sentido, la atención a los alumnos/as que tienen dificultades severas de
aprendizaje, ya sea en la adquisición de la lecto escritura, cálculo matemático y
comunicación, es una prioridad para que logren consolidar estos pilares para el aprendizaje
futuro. Y para que esto le logre se requiere de docentes capacitados y padres comprometidos
y responsables con el proceso educativo de sus hijos
La participación de los padres en el proceso educativo de los estudiantes ha sido un
factor importante en la atención a los alumnos con Necesidades Educativas Especificas
(NEE) y que enfrentan Barreras para el Aprendizaje y la Participación (BAP). La UNESCO
(2004) menciona razones importantes para la participación de los padres en la educación de
sus hijos, en primer lugar porque el vínculo que existe entre padres e hijos mejora los
aprendizajes, en segundo lugar el padre y la madre son los primeros educadores de sus hijos
y esto muestra un impacto positivo en la educación temprana de calidad en el desarrollo y
aprendizaje de los niños, y en tercer lugar la familia aparece con un espacio privilegiado para
la ampliación de la cobertura educativa en la primera infancia