Page 14 - JOSUE DAVID DANIEL TREVIÑO FERMIN
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La escuela es uno de los escenarios más relevantes para la adquisición y desarrollo de las

               capacidades y destrezas intelectuales. Estas capacidades son muy importantes en el desarrollo


               integral de la persona, ya que los años que el niño pase en la escuela desarrollando estas

               capacidades le van a permitir desenvolverse de un modo más saludable, adquiriendo el


               conocimiento necesario que más tarde utilizará en etapas posteriores de su vida para continuar

               formándose personal y profesionalmente.


                       Por lo que, al no tener estas habilidades desarrolladas en ciertos alumnos, hacen que los

               profesores comiencen a proyector en ellos expectativas que influyen de manera baja negativa en


               su ámbito escolar, que termina por desarrollarse y verse en su rendimiento académico.

                       El artículo de Hampton (2003) concluyó que los estudiantes con dificultades de


               aprendizaje pueden estar en desventaja a la hora de acceder a las fuentes apropiadas para formar

               expectativas de autoeficacia en el aprendizaje.

                       Así a su vez, García et. al (2019) realizaron un experimento para evaluar el efecto de las


               expectativas de los profesores sobre el aprendizaje de los estudiantes en una escuela de bajo

               rendimiento en Chile. Los autores asignaron aleatoriamente a los profesores a recibir


               información positiva o negativa sobre el desempeño académico de sus alumnos al inicio del año

               escolar. Luego, midieron el progreso de los alumnos en pruebas estandarizadas al final del año.


               Los resultados mostraron que los profesores que recibieron información positiva tuvieron

               expectativas más altas y brindaron más apoyo pedagógico a sus alumnos que los profesores que


               recibieron información negativa. Además, los alumnos que fueron asignados a profesores con

               expectativas positivas tuvieron mejores resultados académicos que los alumnos que fueron


               asignados a profesores con expectativas negativas. Los autores concluyeron que las expectativas







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