Page 36 - VALERIA ABIGAIL PICON ACOSTA
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La lectura compartida además de constituir una de las actividades más importantes
en el desarrollo léxico, puede contribuir a la adquisición de la lectura puesto que el
desarrollo del lenguaje oral está fuertemente relacionado con la sensibilidad fonológica en
las primeras edades (Storch y Whitehurst, 2002).
La lectura compartida auxilia a la atención de los niños y se puede trabajar tanto en
salón de clases como en casa, ya que los niños tienen que estar enfocados en el sonido de
las letras que se van pronunciando, esto favorece en el lenguaje oral y la percepción
simbólica.
De igual manera es una estrategia que se recomienda utilizar para que el alumno
empiece a estructurar sus ideas y cuente con agilidad en la comprensión lectora.
Enriquecer la memoria de trabajo de los niños pondrá a prueba y en práctica los
sentidos de la vista y el oído de los alumnos, esta permite mantener en la mente los
elementos que se necesitan para realizar una tarea mientras se está ejecutando.
Es importante estimular esta memoria ya que el rendimiento escolar de los alumnos
será mejor, ayudará a terminar actividades, comprenderá indicaciones, pasos, etc. Y
mejoraran su creatividad.
Existe una tendencia general a concebir la lectura y la escritura como dos
habilidades complementarias. Esto puede ser debido a las similitudes y características que
comparten, puesto que al leer se decodifica un mensaje que procede de la lengua hablada y
al escribir se codifica un mensaje desde esa misma lengua.
Sin embargo, se ha puesto de manifiesto que la lectura y escritura son procesos que
se llevan a cabo por mecanismos cognitivos diferentes (Jiménez, Naranjo, O’Shanahan,
Muñetón-Ayala y Rojas, (2009). (p. 398)
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