Page 32 - ALEJANDRA ABIGAIL LONGORIA PAULI
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Núñez (2010) menciona que existen distintos momentos en el ciclo vital de la familia
con un hijo con discapacidad, esto se debe, como menciona Akerman (1982 citado por
Núñez, 2010) a que la familia no es estática, es un proceso viviente y funcional con capacidad
de adaptarse al cambio y a la crisis, donde cada etapa de transición ofrece así la oportunidad
de resignificar la crisis inicial:
- La construcción del vínculo de pareja, el advenimiento del primer embarazo: El futuro
hijo es depositario de las aspiraciones de ambos de trascender en el tiempo. Hay
temores acerca de la normalidad o patología del hijo en gestación.
- El nacimiento del hijo con discapacidad: El primer año de vida, se sufre un fuerte
impacto en el ciclo vital cuando el hijo que nace es un niño con discapacidad,
sobreviene la crisis accidental, tiene una influencia crítica en el vínculo conyugal y el
vínculo paterno filial. Puede ser un elemento de fractura o de fortalecimiento e unión.
La confirmación de un diagnóstico hace añicos las aspiraciones y anhelos, hay una
gran diferencia entre el hijo deseado y el hijo real. Si el diagnóstico es tardío sucede
el establecimiento de un vínculo temprano con el hijo sano, por ello sobreviene un
duelo por el hijo sano que se perdió
- La familia y el hijo con discapacidad desde el segundo año de vida y hasta los cinco
años: Generalmente en esta etapa se producen sucesivas adquisiciones de madurez y
evolución, mismas que en el niño con discapacidad dependiendo del grado o tipo, no
las consiguen en todas las áreas o las logran más lentamente, demandando de parte
de todos, tiempo, esfuerzo y energía generalmente con tratamientos especiales. Es
cuando se hacen más evidentes para los padres y los propios niños con discapacidad
las diferencias en torno a otros niños sin discapacidad. Es una etapa en la que la
persona con discapacidad experimenta mayor contacto físico y se suma a una gran
visita con profesionales que provocan experiencias físicas y emocionales Como la
mayor parte del tiempo es dedicada a los tratamientos, el espacio lúdico entre padres
e hijos es nulo. No hay experiencias lúdicas que le permitan al niño experimentar una
valoración de sí mismo, ni desarrollar sanamente su yo.
- La Familia y el hijo en edad escolar, de seis a doce años: Se requiere tomar decisiones
respecto a las opciones educativas del alumno lo cual implica un nuevo
enfrentamiento respecto a la conciencia de las limitaciones. Preocupaciones sobre la