Page 27 - ALEJANDRA ABIGAIL LONGORIA PAULI
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casos o bien se les trataba como bufones en las cortes, esta situación inicia un cambio

                      cuando  por  iniciativo  de  grupos  o  congregaciones  religiosos  se  inicia  la  creación  de
                      escuelas para sordos e invidentes.

                  2.  Enfoque médico o de rehabilitación. Bajo este enfoque, la persona con discapacidad era
                      concebida  como  un  minusválido,  se  consideraba  minusválido  a  la  persona  cuyas

                      posibilidades  de  integración  educativa,  laboral  o  social  se  hallen  disminuidas  como
                      consecuencia de una deficiencia, previsiblemente permanente, de carácter congénito o

                      no, en sus capacidades físicas, psíquicas o sensoriales (Palacios, 2008). En este enfoque

                      el énfasis se sitúa en la persona y su “deficiencia”, caracterizada como una anomalía
                      patológica que impide a la persona realizar actividades que se consideran “normales”, es

                      decir,  las  que  pueden  realizar  la  mayoría  de  las  personas  que  no  padecen  dichas
                      diversidades funcionales.

                      En el modelo rehabilitador la discapacidad se considera como:
                         Exclusivamente como un problema de la persona, directamente ocasionado por una

                         enfermedad,  trauma  o  condición  de  la  salud,  que  requiere  de  cuidados  médicos

                         prestados por profesionales en forma de tratamiento individual. En consecuencia, el
                         tratamiento de la discapacidad se encuentra encaminado a conseguir la cura, o una

                         mejor adaptación de la persona, o un cambio en su conducta (Palacios, p.97)

                  3.  Enfoque social: La noción de persona con discapacidad desde este modelo se basa, más
                      allá de la diversidad funcional de las personas, en las limitaciones de la propia sociedad.

                      De  este  modo,  se  realiza  una  distinción  entre  lo  que  comúnmente  se  denomina
                      “deficiencia” y lo que se entiende por discapacidad

                         Un punto central del modelo social de la discapacidad consistió en una fundamentada
                  crítica a la teoría de la deficiencia y en un giro de ciento ochenta grados en el objetivo del

                  análisis teórico; se quitó la mirada de la discapacidad como inherente a la persona y se centró

                  en el análisis en los entornos inadecuados y las actitudes sociales hostiles que agudizan la
                  discapacidad. En otras palabras, la mirada deja de colocarse en la persona, para situarse en

                  las diversas barreras (económicas, políticas y sociales) construidas en los contextos, donde
                  se  acentúan  las  “limitaciones”  y  las  convierten  en  “discapacidad”  (Oliver  s/f,  citado  en

                  Sánchez et al.  2011).
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