Page 32 - CLAUDIA VALDEZ HERNANDEZ
P. 32
32
escritura y cálculo, provocan un gran esfuerzo cognitivo que no necesariamente conlleva a
buenos resultados. Por ello, la intervención se dirige a mejorar esos procesos deficitarios a
partir de aquellos que funcionen adecuadamente, compensándolos a través de la
estimulación.
Desde la perspectiva histórico-cultural se generan categorías diagnósticas de los
trastornos de aprendizaje a partir de la debilidad funcional de los factores neuropsicológicos
(programación y control, perceptivo-analítico, perceptivo global, integración fonemática,
cinestésica, organización secuencial motora, retención audio verbal y visual, entre otros)
implicados en la actividad de la lectura, la escritura y el cálculo.
2.3. Las Actitudes: Aproximación al Concepto
La actitud se refiere a la postura que tiene una persona hacia las experiencias que
adquiere en su vida diaria (Antonak y Livneth 1988 citados por Estrada 2012), mencionan
que son: aprendidas mediante la experiencia e interacción con los demás; son complejas y
con múltiples componentes; pueden ser estables (debido a la resistencia al cambio natural de
los seres humanos); guardan un objeto social específico, ya sea: personas, eventos, ideas,
etcétera; son variables en cuanto a su calidad y cantidad, dependiendo de la motivación
(intensidad) y la dirección o carga (a favor o en contra), y por tanto, son manifestaciones del
comportamiento que guarda la predisposición a desenvolverse de cierta forma cuando la
persona está frente al referente hacia el cual proyecta esa actitud.
Según lo que menciona Judd (1991, citado por Prieto, 2011), las actitudes son
importantes porque influyen significativamente en el comportamiento, por ello, el
conectarlas facilita la conducta de los individuos en diversas situaciones o mostrarnos de
manera determinada ante ciertas personas. Por ejemplo: se pude presentar distintas actitudes
hacia un individuo y que resulta ser agradable o no, lo que influye en la relación con esta
persona.
Rosenberg y Rovland (1960, citados por Pacheco, 2002), formularon su modelo
tripartito, dado que, ante un objeto actitudinal, la persona presenta tres tipos de respuestas
diferentes:
1. Respuestas cognitivas: Creencias y pensamientos sobre el objeto.