Page 39 - VALERIA RESENDIZ PEREZ
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aplicación sin excepción en las instituciones del país, con el objetivo de que todos los
alumnos que conforman un grupo sean parte activa del proceso de enseñanza aprendizaje,
en la interacción y en la dinámica básica del diario vivir que se maneja en una escuela.
La integración de la inclusión educativa al sistema educativo mexicano ha
implicado muchos cambios, uno de ellos fue el eliminar el concepto de Necesidades
Educativas Especiales (NEE) por el de Barreras para el aprendizaje y la participación
(BAP) (Blanco, 2006, Ainscow, 2003, citados en García Cedillo, 2018). Además de
eliminar la “etiquetación” de alumnos con NEE, evidenciado y propiciando discriminación,
por tal motivo se comenzó con las intervenciones en el aula regular con la intención de
brindarle atención a los alumnos que lo necesiten pero sin segregarlos de sus iguales;
creando de esta manera un correcto acceso al currículo, siempre destacando la importancia
de las metodologías para el diseño de planeaciones diarias así como los ajustes razonables
para las actividades en caso de que se requiera.
Siguiendo la misma perspectiva, los docentes de educación especial e inclusión
educativa son los responsables de sugerir adecuaciones, orientar y/o colaborar con los
docentes de aula regular para que se puedan cumplir con los objetivos, fomentar siempre el
trabajo interdisciplinario con el área de la Unidades de Servicio de Apoyo a la Educación
Regular (USAER) y en entre especialistas en los Centros de Atención Múltiple (CAM).
Todos los profesionales de la educación deberán estar capacitados para dar atención a la
totalidad de la población estudiantil con o sin discapacidad, por lo que deben mantenerse
actualizados e informados sobre estos aspectos para poder cumplir con su tarea como lo
establece la ley mexicana.
La equidad y la inclusión educativa se consideran como centro del Objetivo de
Desarrollo Sostenible (ODS) por la Agenda Mundial 2030 para el Desarrollo Sostenible
que está orientada a “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y
promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todas y todos” por lo que
estableció como una meta el “garantizar el acceso en condiciones de igualdad a las personas
vulnerables, incluidas las personas con discapacidad, los pueblos indígenas y los niños en
situaciones de vulnerabilidad, a todos los niveles de la enseñanza y la formación
profesional” (SEP, 2018).