Page 25 - XIMENA RODRIGUEZ RODRIGUEZ
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Además de los déficits de comunicación social, el diagnóstico del trastorno del espectro
autista requiere la presencia de patrones de comportamiento, intereses o actividades de tipo
restrictivo o repetitivo.
La excesiva inflexibilidad de las rutinas y patrones de comportamiento restringidos se
pueden manifestar como una resistencia a los cambios (p. ej., angustia por cambios
aparentemente pequeños, como en el envoltorio de una comida favorita, insistir en seguir las
reglas, rigidez de pensamiento) o patrones de comportamiento verbal o no verbal ritualizados
(p. ej., preguntas repetitivas, caminar continuamente por un perímetro).
Los intereses muy restringidos y fijos en el trastorno del espectro autista tienden a ser
anormales en su intensidad o foco (p. ej., un niño pequeño con un fuerte apego por una sartén,
un niño preocupado por las aspiradoras, un adulto que pasa horas escribiendo horarios).
Algunas fascinaciones y rutinas pueden tener relación con una aparente hiper o hipo
reactividad a los estímulos sensoriales, que se manifiesta por respuestas extremas a sonidos o
texturas específicos, oler o tocar objetos excesivamente, fascinación por las luces o los objetos
que giran y, a veces, una aparente indiferencia al dolor, el calor o el frío.
Son frecuentes las reacciones extremas y los rituales relacionados con el sabor, el olor,
la textura o la apariencia de los alimentos, y las restricciones alimenticias excesivas, que pueden
ser una característica de la presentación del trastorno del espectro autista.
2.1.3. Caracterización del TEA
De acuerdo con el DSM 5 (APA, 2014 p. 50) los criterios para identificar el trastorno
del espectro autista son los siguientes:
A. Deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en diversos
contextos, manifestado por lo siguiente, actualmente o por los antecedentes (los ejemplos
son ilustrativos, pero no exhaustivos):
1. Las deficiencias en la reciprocidad socioemocional varían, por ejemplo, desde un
acercamiento social anormal y fracaso de la conversación normal en ambos sentidos,
pasando por la disminución en intereses, emociones o afectos compartidos, hasta el
fracaso en iniciar o responder a interacciones sociales.
2. Las deficiencias en las conductas comunicativas no verbales utilizadas en la interacción
social varían, por ejemplo, desde una comunicación verbal y no verbal poco integrada,
pasando por anomalías del contacto visual y del lenguaje corporal o deficiencias de la