Page 32 - ANDREA KARELY SANCHEZ GAMEZ
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existe entre la mano y el ojo y consta de guiar los movimientos de nuestra mano de acuerdo con
los estímulos visuales que se reciben. Esto les beneficia no solo en la escritura, sino también a la
hora de usar tijeras, la cuchara a la hora de comer, una aguja para coser y cosas que realizan en
su vida cotidiana dentro y fuera de la escuela.
Yo considero importante desarrollar esta habilidad ya que como menciona el autor
Mendoza, A. (2017), “la manifestación de la motricidad en sus alternativas instrumentales,
cósicas o fenomenales se percibe como un elemento facilitador en la enseñanza, en los procesos
cognitivos y de motricidad que deben apoderarse del espacio académico” (p.7), cuando el
alumno ha desarrollado su motricidad, se vuelve menos complejo el proceso de enseñanza de la
escritura, pues deja de tener errores de lateralidad, de no seguir el reglón y escribir chueco, entre
otras cosas que facilitan el proceso, estos errores son muy comunes en mis alumnos, es por ello
que me interesa desarrollar dicha habilidad en ellos.
Así mismo, la motricidad fina se relaciona directamente con los elementos anatómicos,
fisiológicos y sociales, los que condicionan su surgimiento y posterior desarrollo en el individuo
como ser social, anatómico y funcional en cualquier sociedad. (Benzant, Y. 2015, p.101). Tal
como se menciona, es crucial que mis alumnos desarrollen su motricidad fina, puesto que esta
los ayudará a desenvolverse tanto social como físicamente.
Ahora bien, hablando sobre la psicomotricidad, Benzant, Y. (2015) menciona que esta se
ve favorecida por la motricidad fina, ya que ésta “contribuye a la mejora de las capacidades
intelectuales, afectivas y sociales permitiéndoles la adquisición de los nuevos aprendizajes y con
ello la formación de las estructuras cognitivas de percepción, que les ayudan para la
interpretación del medio que le rodea” (p.100).
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