Page 23 - DANA FABIOLA GAONA ESCOBEDO
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igualdad de oportunidades. La práctica de la educación inclusiva es compartida por
todos los agentes implicados (profesores, alumnos, padres), y es aquí donde se suele
destacar el carácter nuclear del profesorado, tanto por sus actitudes como por su
adecuada preparación, capacidad de apoyo y de asistencia a los alumnos
Énfasis en el sentido de comunidad y de pertenencia: La escuela inclusiva constituye
una comunidad donde todos sus miembros se ponen de mutuo acuerdo para
organizarse, para que todos participen, cooperen y se apoyen para satisfacer las
necesidades individuales.
Servicios basados más en la necesidad que en el emplazamiento y los apoyos en el
aula ordinaria: Cada estudiante es reconocido como un individuo con
potencialidades y necesidades y no como un miembro de una categoría. Las aulas
inclusivas tienden a facilitar la formación de redes naturales de apoyo entre
compañeros, grupos de colaboración entre el profesorado, grupos interprofesionales,
círculos de amigos, enseñanza en equipo y otras formas de relaciones entre todos los
miembros que constituyen la comunidad educativa.
Principio de proporciones naturales: Los estudiantes asisten a la escuela de su
entorno, lo que asegura que cada escuela y clase tenga una proporción de población
escolar con y sin discapacidades similar a la existente en la comunidad social en que
se ubica la escuela; por tanto, no hay clases especiales. A este respecto, varios
estudios destacan las dificultades que los padres suelen encontrar para que sus hijos
tengan igualdad de oportunidades incluso en las escuelas inclusivas, lo que se ve
influido por factores tanto relacionados con el personal (actitudes, competencias para
identificar necesidades especiales, adecuada delimitación de responsabilidades)
como con los recursos disponibles.
Enseñanza adaptada al alumno y estrategias instructivas reforzadas: La educación
inclusiva requiere un amplio grupo de estrategias instructivas que permitan a todos