Page 26 - DANA FABIOLA GAONA ESCOBEDO
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experimenta cualquier alumna o alumno. Se considera que las BAP surgen de la interacción
entre los estudiantes y los contextos; las personas, las políticas, las instituciones, las culturas
y las circunstancias sociales y económicas que afectan sus vidas.
Las barreras más comunes que menciona la Estrategia de Equidad e Inclusión en la
Educación Básica (2018) se pueden experimentar en las escuelas, los estudiantes o sus
familias:
Actitudinales: Aquellas relacionadas con la actitud de rechazo, la segregación, la
exclusión o las actitudes sobreprotectoras de los actores que interactúan con el
alumno (maestros de educación regular o especial, compañeros de grupo, madres y
padres de familia, entre otros). Estas BAP comprenden acciones como la negación de
inscripción o la falta de inclusión en las actividades debido a que no se planean
teniendo en cuenta las características y necesidades del alumnado. Asimismo, cuando
las familias o los compañeros asumen conductas de sobreprotección, agresión o
rechazo, se limita la participación de los alumnos en el aula o en la escuela.
Pedagógicas: Tienen en común que la concepción que tienen los educadores sobre
sus acciones de enseñanza y prácticas de aprendizaje no corresponden al ritmo ni al
estilo de aprendizaje del alumnado. Por ejemplo, cuando la enseñanza es homogénea
o cuando el docente no ofrece los apoyos requeridos para los alumnos pensando que,
si lo hace, el resto del grupo se retrasará y no cubrirá el programa. Un ejemplo,
referente a los alumnos con discapacidad, es cuando el docente planea para ellos
actividades de grados inferiores argumentando que “no tienen la capacidad” o que las
actividades son muy complicadas para el alumno. Cabe señalar que los estudiantes
con aptitudes sobresalientes también pueden enfrentar BAP, cuando las actividades
escolares no responden a su ritmo o intereses.
De organización: Las barreras de este tipo hacen referencia al orden y estabilidad en
las rutinas de trabajo, la aplicación de las normas y la distribución del espacio y
mobiliario. Por ejemplo, cambios en los salones, espacios o en actividades sin previa
planeación; cuando los materiales no son accesibles al alumnado; así como ambientes
de desorden dentro del aula, son factores que afectan negativamente el aprendizaje de
cualquier alumno y, en el caso de los alumnos con discapacidad, se tornan más graves