Page 28 - GEMMA CITLALLI CEDILLO GALICA
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Contrarrestan las concepciones que definían la lectura y la escritura como conjunto de
habilidades de descifrado y técnicas perceptivo- motrices respectivamente, concibiéndolas, en
cambio, como procesos de construcción conceptual subyacente por parte del niño.
Paulatinamente construyen el sistema de escritura hasta comprender su naturaleza alfabética.
Reconocen que la lengua escrita tiene características propias, diferentes de la lengua oral y de
otros lenguajes. Coordinan diferentes habilidades lingüísticas que intervienen en los diferentes
niveles de la producción o interpretación de textos escritos.
De tal suerte, las investigadoras aseguran que también para los niños: Leer no es descifrar
sino construir sentido a partir de signos gráficos y de los esquemas de pensamiento del lector.
Escribir no es copiar, sino producir sentido por medio de los signos gráficos y de los esquemas
de pensamiento de quien escribe. La lectura y la escritura no se restringen al espacio escolar
Ferreiro y Teberosky identificaron diversas características que son comunes en las escrituras
de los niños, antes de iniciar el aprendizaje sistemático como tal. Cinco niveles y tres grandes
periodos en el interior de los cuales caben múltiples subdivisiones: 1. Distinción entre los modos
icónicos y no icónicos de representación, 2. Construcción de formas de diferenciación y 3.
Fonetización de la escritura.
Niveles de la evolución psicogenética de la escritura en el niño:
Primer Período. Distinción icónico/no icónico. Inicialmente, los niños consideran la escritura
como un objeto más que encuentran en el mundo, con preguntas como: ¿Eso qué es?, señalando
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