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humanista que permitan el desarrollo de personas integras capaz de mantener relaciones

positivas con otras personas y con el medio ambiente.
El desarrollo socioemocional se entiende como el proceso mediante el cual, las

personas adquieren “el conocimiento, las actitudes y las habilidades necesarias para
reconocer y controlar sus propias emociones” (Ramos, 2017, pág. 30). Al ser capaz de

reconocer sus propias emociones, la persona es capaz de reconocer las emociones de los
demás, lo que permite la comprensión de la situación emocional por la que atraviesa la otra

persona. Estas habilidades permiten el establecimiento de relaciones positivas basadas en la

empatía, lo que ha de facilitar la toma de decisiones responsables, así como el manejo de
situaciones difíciles.

Como menciona el Plan y programa de estudios en lo referente a la educación
socioemocional, esta se compone de cinco dimensiones, las cuales son el autoconocimiento,

la autonomía, la empatía, la colaboración, y la autorregulación. Para el presente trabajo, se

pondrá énfasis en los elementos teóricos que componen la autorregulación.

Definición de emoción
Por su definición etimológica, la palabra emoción se deriva del latín emotio, del cual

se deriva del verbo emovere. Junto con el prefijo ex, se transforma en movere, que tiene, entre

otros significados, retirar, desalojar de un sitio o hacer mover. De lo anterior, se puede decir
que emoción es algo que saca o mueve a una persona de su estado habitual (Etimologías

Chile, 2022).
Como menciona Bartolomé (2015), las emociones son estados de ánimo, cuya

característica principal es la agitación que producen a la persona que las experimenta,
generalmente a través de percepciones sensoriales, ideas o recuerdos. Las emociones cuentan

con tres componentes básicos: lo fisiológico, lo cognitivo y lo conductual.

El efecto de dichos componentes se puede observar en el hecho de que, dado que las
emociones tienden a brotar con tal intensidad, pueden entorpecer a la persona en la resolución

de problemas, es decir, una emoción disminuye las capacidades cognitivas de una persona.
Un ejemplo de lo anterior se observa en los estudiantes durante los exámenes, pues las

emociones que pueden llegar a experimentar pueden disminuir su habilidad para resolver el
mismo de manera apropiada, lo que afectará de manera negativa sus resultados.