Page 29 - JOSUE DAVID DANIEL TREVIÑO FERMIN
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al limitarles el acceso al currículo, al trato equitativo y a la participación social. Por lo tanto, las
expectativas educativas docentes son un factor clave para lograr una educación de calidad para
todos.
Las expectativas docentes altas y bajas
Las expectativas docentes altas y bajas son las creencias que los profesores tienen sobre
el potencial de aprendizaje y el comportamiento de sus alumnos, que pueden ser más o menos
elevadas según el concepto que se forman de ellos. Las expectativas docentes altas son aquellas
que suponen que todos los alumnos pueden aprender y progresar si se les ofrece una enseñanza
adecuada, un apoyo pedagógico y un reconocimiento de sus logros. Las expectativas docentes
bajas son aquellas que suponen que algunos alumnos tienen limitaciones o dificultades
insuperables para aprender y comportarse adecuadamente, y que no vale la pena esforzarse por
ellos.
Martínez (2015) establece que las expectativas docentes altas y bajas pueden tener un
impacto positivo o negativo en el rendimiento, la motivación y la autoestima de los alumnos, así
como en la relación entre profesores y alumnos. Por lo tanto, es importante que los profesores
tengan expectativas altas y realistas sobre todos sus alumnos, y que las comuniquen de forma
explícita y coherente.
Además, las expectativas educativas docentes pueden influir en la forma de enseñar,
evaluar y relacionarse con los alumnos, así como en el clima de aula y la convivencia escolar
(Martínez, 2015). Los profesores que tienen expectativas altas y realistas suelen utilizar
metodologías activas, participativas y cooperativas, que favorecen el aprendizaje significativo y
el desarrollo de competencias. También suelen emplear criterios de evaluación flexibles y
formativos, que permiten valorar el progreso de cada alumno y orientar su mejora. Asimismo,
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