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diversas, el saber escuchar pero sobre todo los aspectos fundamentales de la expresión oral en
cuanto a la vocalización, gestos, entonación, mirada, dicción, posturas corporales entre otros.
Los cuentos son una de las herramientas fundamentales para promover la lectura
comprensiva en los niños siempre y cuando la actividad conjunta profesor-alumnos implique
una lectura compartida y la promoción de la elaboración de inferencias e interpretaciones por
parte de los niños. De acuerdo con Vélez, (1986), “los cuentos infantiles deben “recitarse con
gusto, buen humor, vocalizando bien, enfatizando con la voz el sentido, ayudándose de
mímica y haciendo sentir la musicalidad del verso”. (p. 264). Estos textos se consideran una de
las actividades de mayor efecto en el desarrollo de la alfabetización inicial, porque a través de
ella se pueden promover en los niños habilidades de expresión oral y comprensión del
lenguaje, así como reconocimiento de letras y palabras, aspectos convencionales de la lectura,
uso y función de los libros (Kim, 2009).
El cuento ha sido y es muy relevante para la formación formal e informal de los niños
y como “recurso didáctico puede utilizarse de manera interdisciplinar para tratar temas
transversales en los centros educativos aprovechando su gran flexibilidad” (Méndez, 2017, p.
41). En este sentido, considero que el cuento no solamente es una buena opción para estimular
el lenguaje, sino que nos da oportunidad de trabajar en muchos aspectos y habilidades de los
alumnos de cualquier grado, especialmente en preescolar. De hecho, los cuentos pueden
trabajarse en los contextos inmediatos del niño, por ejemplo, la lectura de cuentos en el hogar
es otro aspecto central en la adquisición de nuevas palabras y en el incremento del repertorio
léxico de los niños (Dreckner, Adamson y Bakeman, 2006).
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