Page 34 - REGINA COELI ARREDONDO SANCHEZ
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                  las  capacidades  personales  para  manejar  y  ejercer  control  sobre  las  situaciones  que  nos

                  afectan, y un sentido de agencia, es decir, de capacidad para llevar a cabo acciones que
                  generen mayores oportunidades de vida para sí mismo y para los demás. Las habilidades

                  asociadas  a  la  dimensión  de  autonomía  son  la  Iniciativa  personal,  Identificación  de
                  necesidades  y  búsqueda  de  soluciones,  Liderazgo  y  apretura,  Toma  de  decisiones  y

                  compromisos y Autoeficacia. El sentirse capaz para realizar una tarea o actividad por sí
                  mismo y el poder encaminar acciones para lograr una meta específica dependen del grado de

                  autonomía de cada persona.

                         La  empatía  como  cuarta  dimensión  es  la  fortaleza  fundamental  para  construir
                  relaciones interpersonales sanas y enriquecedoras, ya que nos permite reconocer y legitimar

                  las emociones, los sentimientos y las necesidades de otros. Aquí se toman en cuenta y se
                  ponen en práctica la solidaridad, compasión y reciprocidad humana. El reconocimiento de

                  esta competencia socioemocional se le atribuye a que es un elemento central en el desarrollo
                  afectivo y ético del ser humano además de que es la conexión entre las personas de forma

                  que los sentimientos y emociones lleguen a ser comprendidos. Las habilidades que se deben

                  desarrollar  son  el  Bienestar  y  trato  digno  hacia  tras  personas,  Toma  de  perspectiva  en
                  situaciones  de  desacuerdo  o  conflicto,  Reconocimiento  de  prejuicios  asociados  a  la

                  diversidad, Sensibilidad hacia personas y grupos que sufren exclusión o discriminación y el

                  Cuidado de otros seres vivos de la naturaleza.
                         La colaboración como quinta dimensión se le conceptualiza como a la capacidad de

                  una persona para establecer relaciones interpersonales armónicas que lleven a la consecución
                  de  metas  grupales.  Implica  la  construcción  del  sentido  del  “nosotros”,  que  supera  la

                  percepción de las necesidades meramente individuales, para concebirse a uno mismo como
                  parte de una colectividad. Se aprende a través del ejercicio continuo de la comunicación

                  asertiva, la responsabilidad, la inclusión, el manejo de conflictos y la interdependencia, que

                  en conjunto aportan al saber convivir para saber ser y hacer en comunidad.
                         El desarrollar la dimensión de colaboración permite además crear una conciencia más

                  abierta y que se vaya más allá del individualismo accediendo a su vez a la construcción de
                  una  comunicación  con  la  comunidad  posibilitando  la  creación  de  metas,  objetivos  y

                  productividad del ser humano. Dentro de las habilidades asociadas a esta dimensión están la
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