Page 36 - REGINA ELIZABETH GALVAN VILLARREAL
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                          La práctica docente desde la dimensión personal es esencialmente una práctica humana,
                  porque vemos al maestro como persona, que es, la referencia fundamental porque posee ciertas

                  cualidades, características, con ideales, motivos, proyectos y circunstancias de vida personal
                  que le imprimen a su vida profesional  cierta orientación  para la toma de decisiones en su

                  quehacer docente. De ahí la importancia de reconocerse como un ser histórico capaz de analizar
                  su presente y construir su futuro y de esta manera recuperar la forma en que se enlazan su

                  historia personal con su trayectoria profesional.

                         Rivero (2017) destaca el hacer y quehacer del docente inclusivo, ya que es fundamental
                  la motivación y compromiso que le imprima en su trabajo dentro del aula a fin de que todos sus

                  alumnos  accedan  al  currículo  a  pesar  de  sus  características  o  barreras  de  aprendizaje  que
                  enfrenta, que determinarán sus buenas prácticas.

                         El docente como individuo forma parte de un entorno laboral inmediato, el cual está
                  representado por la institución  o centro de trabajo  donde labora, lo  cual forma parte de la

                  dimensión institucional de la práctica docente.  La relación entre la institución y el docente es

                  relevante  para  su  desempeño  en  el  aula.  Si  la  institución  se  convierte  en  una  comunidad
                  orgánica, entonces sus miembros se sentirán parte. Así se desarrolla empatía y al docente le

                  preocupa directamente el bienestar de la institución (Fierro et al. 1999).

                         De ahí que la institución escolar representa para el maestro el espacio privilegiado de
                  socialización  profesional  a  través  de  ella  entra  en  contacto  con  los  saberes  del  oficio,  las

                  tradiciones, las costumbres y las reglas propias del magisterio. Es el organismo vivo que explica
                  el hecho de que la escuela no sea solamente la suma de individuos y acciones aisladas, sino una

                  constitución  cultural;  Antúnez  (1993)  la  define  como  “Acción  colectiva”  para  referirse  al
                  trabajo del maestro en el contexto de la institución escolar. Por ello es importante distinguir

                  entre lo colectivo como construcción cultural y lo colegiado como una exposición particular de

                  la organización institucional.
                         Fierro et al. (1999) señala que en la dimensión didáctica se deben analizar los métodos

                  de enseñanza que utiliza el docente, cómo organiza la planeación didáctica con sus alumnos, es
                  decir cómo la organiza, qué tanto conoce de sus alumnos, de sus estilos y ritmos de enseñanza,

                  de sus problemas académicos, de la forma de enseñar (estrategias) y de las formas de evaluar.
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