Page 84 - VALERY PAULINA GARZA JIMENEZ
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el juego se ganaba en equipos, había mucha competitividad, es decir, no había un trabajo
colaborativo sino individualizado, llegando a enfrentarse cuando veían al mismo tiempo una
vocal.
A continuación, dimos continuidad al proyecto “Cuadernillo de vocales”, los alumnos
elijen otra vocal que no hayan trabajado y resuelven la hoja: remarca su trazo, la encuentra y
encierra entre otras letras, colorea dibujos que inician con ella y la escribe en los espacios
vacíos para completar palabras con ayuda de un referente visual, incluido un nombre de
persona. Si termina y hay tiempo disponible, comienza la actividad con otra vocal. Oriento
cada que lo solicitan y promuevo el uso del color rojo para trazar letras mayúsculas. Registro
avances y observaciones en una lista de cotejo que diseñé para llevar el control de las hojas
realizadas por los alumnos (Apéndice 1). Como cierre de la sesión, pido a los alumnos
socializar si las actividades fueron de su agrado y si presentó alguna dificultad al realizarlas.
Para la tercera sesión del método silábico, se planificó la actividad “memorama de
vocales”, que solo fue posible aplicarla con uno de los subgrupos beneficiados por el
proyecto, pero no por el prioritario. Debíamos comenzar por socializar si conocen el juego del
memorama, si lo han jugado y/o saben en qué consiste, para jugar uno haciendo coincidir las
tarjetas de grafía con las del dibujo de un objeto que comience con ella. Les apoyaría
nombrando los dibujos de las tarjetas para facilitar la relación. Darían término al proyecto
“Cuadernillo de vocales” (Anexo 2) y valorarían las actividades realizadas y la dificultad para
ejecutarlas.. Sin embargo, no fue posible ver a mis alumnos participantes en el proyecto por
inasistencias ante bajas temperaturas, intervenciones áulicas y desorden en el horario de
atención del subgrupo compuesto por alumnos de dos grados, buscando la disponibilidad de
ambos.
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