Page 85 - VALERY PAULINA GARZA JIMENEZ
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Fue posible retomar la atención casi dos semanas después, el 28 de noviembre del
presente año, para enseñar la unidad básica del método silábico: la sílaba. La sesión inicia
solicitando que recuperen las vocales y que respondan a las preguntas ¿las vocales son las
únicas letras que existen? ¿qué otras letras que existen conoces? Comparten de manera oral
con el grupo las letras que conocen. En la siguiente actividad, observan la letra m, comparten
si la conocen y el sonido que emite, así como palabras que inicien con ella. Como apoyo,
escucha y observa las imágenes en un cartel de objetos que inician con la consonante, piensan
en otros ejemplos y los comparten.
Para la construcción de sílabas directas, los estudiantes reciben un pequeño esquema
impreso en el que escriben la consonante a trabajar y la unen con las vocales (Anexo 3). Para
algunos alumnos es muy sencillo empatar las letras para formar la sílaba por escrito, otros se
pierden y terminan escribiendo solo las vocales, por ello les oriento diciendo “juntamos la m y
la…” y siguiendo con mi dedo las líneas de esquema.
Una vez que han construido y escrito las sílabas, les apoyo para que las nombren
recordándoles que ya conocemos todos los sonidos de todas las letras en nuestro esquema,
entonces podemos leer las sílabas formadas. Observo que comienzan leyendo por su cuenta y
con esfuerzo, la sílaba ma y después comienzan a cantar el resto de las sílabas directas,
probablemente porque ya antes las han trabajado. Para valorar que pudieran leer la sílaba y no
solo mencionarla, las pregunto a cada alumno de manera aleatoria. Algunos recurren a
nombrar toda la secuencia y señalar con el dedo para poder dar nombre a la sílaba que solicito.
Entrego otro esquema impreso vacío y los alumnos repiten la actividad, pero en esta
ocasión con la consonante l; pega los esquemas completos en su cuaderno. Para cerrar la
sesión, presento a los alumnos el “Juego de la Oca”, les pregunto si lo han jugado o escuchado
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