Page 29 - VANESA GUADALUPE BELMARES FLORES
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dimensión de autoconocimiento se desarrollan una serie de subhabilidades como son la atención,
conciencia de las propias emociones, aprecio y gratitud, bienestar y autoestima.
2.1.3. La autoestima en la Escuela
Díaz (2016) menciona que la autoestima académica es muy importante dentro de la
autoestima global. Aquellos que tienen un buen desempeño en la escuela, por lo general no
presentan problemas de autoestima, y se sientes satisfechos con ellos mismos, también en otros
ámbitos. Los que tienen un bajo rendimiento escolar, en cambio, tienden a presentar una baja
motivación por aprender, se esfuerzan poco, se quedan con una sensación de frustración por sus
experiencias de fracaso, se sienten poco eficaces y evitan los desafíos escolares. Normalmente
estos alumnos, presentan una autoestima baja. Cuando logran algún éxito tienden a atribuirlo a
causas externas (suerte, facilidad de la prueba...) y los fracasos a causas intrínsecas con lo que
estas atribuciones tienden a empeorar su auto concepto con un alto costo emocional, siendo el
freno al desarrollo de la autoestima.
Los niños con trastornos específicos del aprendizaje (problemas en la lectoescritura, del
lenguaje, concentración…) tienden a presentar rendimientos bajos o muy inestables, y muchas
veces, experimentan fracasos escolares. Su autoestima se aprecia disminuida debido a esas
experiencias de fracaso repetidas.
El fracaso escolar supone que los problemas de rendimiento escolar y consiguiente baja
autoestima y ansiedad generada en el niño no sólo le afectan a él, sino que también repercuten
en su núcleo familiar. Éstos a su vez reaccionan de manera tal que en ocasiones agravan el
problema, con castigos, retiro de afecto o desvalorización. Si la familia es crítica o
etiquetadora el niño perderá interés, bajará su autoestima y estará en constante actitud negativa
por la baja opinión que se tiene de él. Si la familia apoya al niño mostrándole confianza en sus
capacidades (sean las que sean, es importante aceptarlo) y dándole apoyo necesario, a pesar de
mostrar dificultades, el niño logrará mantener una autoestima adecuada.
Por lo tanto, la escuela y la familiar pueden ser instituciones que respondan
apropiadamente a las necesidades del niño, logrando evitar que se produzcan efectos
emocionales secundarios a las dificultades de rendimiento escolar.